Estados Unidos es regularmente escenario de violentos tiroteos cuyo saldo de muertos ha empeorado en los últimos años. / AFP

Un exsoldado armado con una pistola mató a 12 personas al abrir fuego la noche del miércoles en un bar abarrotado de estudiantes cerca de Los Ángeles, en el segundo tiroteo en Estados Unidos en menos de dos semanas.


El hombre, que se habría suicidado tras el crimen, ingresó poco antes de las 11:30 p.m. al Borderline Bar and Grill, donde se celebraba una fiesta estudiantil a la que asistían “varios cientos” de jóvenes, declaró el capitán Garo Kuredjian, de la oficina del Sheriff del Condado de Ventura.


“Sería prematuro especular sobre las motivaciones” del tirador pero “en esta etapa no hay indicios de que tuviera un cómplice, aseguró ayer el funcionario del FBI Paul Delacourt, durante una conferencia de prensa en Thousand Oaks. “Seguiremos todas las pistas necesarias”, prometió Delacourt, que también informó de que las pruebas recopiladas en la casa del sospechoso y en el Borderline Bar and Grill aún no se habían analizado.


El sheriff del Condado de Ventura, Geoff Dean, describió a la prensa “una escena horrible” con “sangre por todos lados”.


Dean precisó que entre las víctimas figuran 11 personas que se encontraban en el bar y un policía, identificado como Ron Helus, que intervino en la escena. En una rueda de prensa, Dean identificó al atacante como Ian David Long, un exmarine de 28 años conocido por la policía.


Fue hallado muerto en el lugar. “Creemos que se disparó”, dijo Dean.


Long estaba armado con una pistola Glock comprada legalmente, y equipada con un cargador más grande que el de diez balas para el que está normalmente concebida, explicó.




El féretro del sargento Ron Helus, que falleció tras intervenir en medio del tiroteo, fue trasladado por la carretera de California por sus compañeros. / AFP

En el lugar, Jason Coffman esperaba por noticias de su hijo Cody, de 22 años.


“La última vez que lo vi, me dijo adiós y se fue al Borderline”, dijo sollozando a periodistas. Unos minutos más tarde recibió una llamada telefónica y se hundió en lágrimas.


El ataque también dejó un número indeterminado de heridos, que fueron admitidos en varios hospitales de la zona.


Según Los Angeles Times, 18 personas recibían cuidados médicos tras resultar con lesiones al escapar en medio del tiroteo, pero no se trataba de heridas de bala en esos casos.


Varios testigos que se hallaban en el Borderline describieron un hombre imponente, completamente vestido de negro, con lentes, barbudo o con el rostro tapado por una bufanda negra, según los testimonios, y con una pistola de grueso calibre.


Con la investigación en curso, “nada me lleva, a mí o al FBI, a pensar que existe un vínculo terrorista”, dijo el sheriff Dean.


Dean explicó que la policía ha tenido “contacto con Long a lo largo de los años por eventos menores”. En abril, fue atendido por expertos en psicología de la policía por comportarse de “manera irracional”, agregó.